miércoles, 24 de septiembre de 2008

El Verdadero Asunto: La Ley y EL Orden

Desde el origen de la controversia en el cielo, el propósito de Satanás ha consistido en destruir la ley de Dios. Para realizarlo se rebeló contra el creador y, aunque expulsado del cielo, continuó la misma lucha en la tierra. Engaña a los hombres para inducirlos luego a transgredir la ley de Dios, tel fuel el objeto que persiguió sin cesar. Esto sea conseguido haciendo a un lado toda ley o descuidando uno de sus preceptos, el resultado será finalmente el mismo. El que peca "en un punto" manifiesta menosprecio por toda la ley; su influencia y su ejemplo están del lado de la transgrsión; y viene a ser "culpado de todos " los puntos de la ley. Santiago 2:10.

En su afán por desacreditar los preceptos divinos, Satanás pervirtió las doctrinas de la Biblia, de suerte que se incorporaron errores en la fe de millares de personas que profesan creer en las Santas Escrituras. El últino gran conflicto ebtre la verdad y el error no es más que la última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora, es la que se libra entre las leyes de los hombres y los precptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición.

La incredulidad predomina de modo alarmante, no sólo en el mundo sino también en la iglesia. Muchos han llegado al punto de negar doctrinas que son el fundamento mismo de la fe cristiana. Los grandes hechos de la creación como los presentan los escritores inspirados, la caída del hombre la expanción y el carácter perpetuo de la ley de Dios son en realidad rechazados entera y principalmente por gran número de os que profesan ser cristianos. Miles de persona que se envanecen de su sabiduría y de su espíritu independiente, consideran como una debilidad el tener fe implícita en la Biblia; piensan que es prueba de talento superior y científico argumentar con las Sagradas Escrituras y espiritualizar y eliminar sus más importantes verdades. Muchos ministros enseñan a sus congregaciones y muchos profesores y doctores dicen a sus estudientes que la ley de Dios ha sido cambieda o abrogada, y a los que tienen los requerimientos de ella por válidos y dignos de ser obedecidos literalmente, se les considera como merecedores tan sólo de burla y desprecio.

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